Las mujeres son como son y así los hombres las hemos aceptado tradicionalmente. Nosotros somos como somos y hasta la llegada del feminismo, ellas también nos han aceptado tal como somos. De manera tradicional los hombres amamos a las mujeres, pero desde que feminismo apareció y con él  las mujeres-hombres, las llamadas mujeres liberadas se hace difícil si no casi imposible amarlas. Es el caso de esta abogado egipcia, que en nuestra opinión es mucho peor que un hombre con faldas. Basta escuchar el tono que se gasta y lo que nos dice.

Las mujeres siempre han sido mucho más consentidas en todos los órdenes de la vida que los hombres, quizás se les ha tratado como levemente irresponsables, tal como acusan las feministas. Quizás se les ha alejado de los puestos de responsabilidad sin permitirles demostrar su valía, aunque que mayor responsabilidad que gobernar una casa y criar a un niño. Pero en el resto de las cosas a las mujeres se les consiente mucho y a pesar de lo que dice  la propaganda feminista, la realidad es que a los hombres, en todos los ámbitos se les exige más y por eso son menos locuaces, ocurrentes y osados que las nuevas mujeres-hombres. A los hombres no se les perdonan los errores. Por eso a esta mujer no la han metido en la cárcel. Desde la célebre declaración del alto mando soviético en 1945, nadie había dado públicamente  la orden de violar sistemáticamente a todas las mujeres de una nación. Bueno, esta mujer habla de acoso, que quiere decir tocamientos indeseados, proposiciones no deseadas y según las feministas occidentales cualquier cosa que subjetivamente una mujer considere una amenaza a su integridad sexual, por ejemplo en EEUU, mirar a los ojos a una desconocida durante 20 segundos.

Está claro que esta mujer, de ética islámica no sabe o no le importa nada. A las luces se ve que llevar hijab le trae al pairo. Las leyes islámicas, el fiqh, las escuelas jurídicas no le afectan. Imaginamos que las cuatro grandes escuelas legales del Islam no tienen validez para ella, por que resulta más que evidente que ella tiene su propio criterio y su propio discernimiento. Esta mujer posiblemente, por el tono visceral y vengativo de su discurso sea una de esas feministas islámicas amigas de Ndeye Andujar. Quizás la veamos este otoño en el congreso de feminismo islámico que el ministerio de igualdad va a financiar a los socialistas de webislam. Como se constata por sus actos y declaraciones de los últimos 50 años, el feminismo es una ideología de odio, supremacista y antitradicional. Solo las peores cosas pueden de salir de semejante engendro ideológico, verdadera caja de pandora del siglo XXI. Que bueno hubiera sido que esta señora se hubiera quedado en su casa cocinando antes de lanzar sloganes e ideas que ningún hombre no bolchevique se habría atrevido a decir ante las camaras de la televisión.

Que Allah nos proteja de las feministas y de sus secuaces.